Escrito por: Iván Aranda, Head of Energy en R2M Solution España.
El contexto de las comunidades energéticas
En 2016, la Directiva Europea COM (2016) 864 definió el concepto de Comunidad Energética Local (CEL) como: “Una entidad jurídica que esté controlada por accionistas o miembros locales, generalmente orientada al valor más que a la rentabilidad, cuyos socios o miembros sean personas físicas, pymes o autoridades locales, incluidos los municipios; y dedicada a la generación distribuida y a la realización de actividades de un gestor de red de distribución, suministrador o agregador a nivel local…” Asimismo, se establece que “los Estados miembros garantizarán que las comunidades de energías renovables tengan derecho a: a) producir, consumir, almacenar y vender energías renovables, en particular mediante contratos de compra de electricidad renovable; b) compartir, en el seno de la comunidad de energías renovables, la energía renovable que produzcan las unidades de producción propiedad de dicha comunidad y c) acceder a todos los mercados de la energía adecuados tanto directamente como mediante agregación de manera no discriminatoria”.
En España, se espera que la transposición de esta Directiva Europea ocurra para finales de 2020, tal y como ha informado recientemente elIDAE.
En este contexto, nuestro propósito es involucrar a todos los agentes del sistema: tanto entidades públicas (ayuntamientos, empresas públicas), como comunidades de vecinos y actores privados que quieran contribuir activamente a la transición energética y estén interesados en comenzar a nuclear una CEL.
Un empuje desde abajo
El modelo energético actual es centralizado: las comercializadoras compran la energía producida por las centrales eléctricas en los mercados mayoristas y la venden a los consumidores. En este modelo, poco eficiente y contaminante, el ciudadano es un sujeto pasivo, que simplemente paga por la electricidad que consume. Sin embargo, las cosas están cambiando y el futuro sistema energético será distribuido: muchos consumidores se volverán también productores (prosumidores), que intercambian sus excedentes energéticos con otros consumidores o los venderán en el mercado eléctrico. Almacenarán su propia energía y la distribuirán a sus vecinos. En definitiva, harán lo que promueven las Directivas Europeas.
Por suerte, gracias al Real Decreto 244/2019 de abril de 2019, mucho de esto en realidad ya existe, y cada vez se ven más placas solares en las cubiertas de los edificios. No obstante, nos preguntamos: ¿cómo podemos profundizar en la transición ecológica y transponer la normativa comunitaria de una forma sensata y adaptada al contexto español? Es necesario que exista un empuje desde abajo, una demanda de la sociedad. En definitiva, ganas del conjunto de la ciudadanía, de la mano de las administraciones públicas, de avanzar en la transición energética. Esta es la visión de IDAE y OMIE, que compartimos desde R2M.
¿Alguna idea para organizar una comunidad energética?
Nosotros proponemos comenzar a crear comunidades energéticas, bajo el siguiente esquema:
El proyecto CELTA prevé la agregación de muchos autoconsumidores locales (productores-consumidores y consumidores netos) y la creación de un pequeño mercado eléctrico local, donde los usuarios estén virtualmente conectados y puedan intercambiar electricidad entre ellos, optimizando la producción y maximizando el autoconsumo al interior de la comunidad. Autoconsumidor local puede ser cualquiera que quiera unirse a la CEL (ciudadanos, pymes, asociaciones…). Por supuesto, también cualquier ente público (colegios, hospitales, polideportivos, ayuntamientos…). En esta CEL los usuarios pueden ser tan activos como deseen: desde modificar sus hábitos de consumo energético (por ejemplo, conectar sus electrodomésticos en momentos en que hay más producción renovable) hasta, simplemente, beneficiarse del ahorro que supone pertenecer a la CEL. En todo caso, nuestro papel en la implementación de la CEL alcanza hasta donde defina la propia comunidad.
¿Cómo podría funcionar la CEL?
En este punto, te contamos nuestra solución. Gracias a la creación de un mercado interno, los intercambios de energía se mantienen dentro de la comunidad, optimizando el uso de la energía generada, reduciendo las pérdidas en distribución y bajando los precios de la factura de la luz para los usuarios. Los flujos de electricidad (cuánta se utiliza, cuánta se vende a los vecinos y cuánta se compre de la red) están certificados con tecnología blockchain y son visibles en todo momento, permitiendo a los usuarios de la comunidad, a través de una pantalla de control, entender de manera visual lo que pasa en su comunidad energética.
Y… ¿qué beneficios tiene -o tendrá- participar en una CEL?
Los beneficios son de carácter social, medioambiental y económico. Aparte de los intercambios entre vecinos, a precios más baratos que los de la red, y la descarbonización de la economía y el fomento del uso de renovables, otras ventajas adicionales serán posibles, como por ejemplo, ofrecer servicios de flexibilidad a la red eléctrica, entre otras.
- Beneficios económicos: apunta a un importante ahorro en la factura de hasta un 30% (incluyendo servicios de flexibilidad a la red) en comparación con la tarifa actual.
- Beneficios medioambientales: A medida que crece la CEL, mayor es la reducción de CO2 y el consumo de renovables. Por tanto, contribuyen a la sostenibilidad.
- Beneficios sociales: una mayor independencia de la red crea más cohesión social. Al mismo tiempo, empodera al ciudadano en la toma de decisiones.