Green Building Council España

Escrito por: Vanesa Ezquerra Ramos, arquitecta.
Los retos de la sociedad moderna son muchos y complejos, por lo que las soluciones que se diseñen deben ser también soluciones integrales que resuelvan diferentes necesidades a la vez, para evitar que la solución a algunos problemas genere nuevas carencias.
En el caso de la construcción, esto es particularmente importante porque una edificación suele estar diseñada para una vida útil de al menos 50 años, y tiene en cuenta un variado número de factores. Por ejemplo, la ubicación, los materiales o cómo se integra con el entorno. Todo esto determinará si a lo largo del tiempo sigue siendo una solución viable de acuerdo a su diseño inicial o si deriva en problemas o patologías y requiere su rehabilitación.

Ecología y Economía, dos caras de una misma moneda

La sociedad en general y las personas de forma individual suelen estar hoy en día concienciadas acerca de la importancia de preservar el medio ambiente, tener un comportamiento ecológico, que impacte lo menos posible en el entorno, y conocen términos como calentamiento global, huella de carbono, etc.
Sin embargo, para ponerse de acuerdo en la implementación de acciones y políticas para atacar los problemas ambientales, suelen aparecer desacuerdos en la manera de abordar el tema, y uno de los puntos que suele ser más controvertido es la parte económica de las políticas: temas como la financiación de las acciones o políticas, los costos que tendrá para el aparato productivo, o cómo las personas podrán asumir mayores gastos.
Muchas de las alternativas ecológicas suelen ser más costosas que sus equivalentes tradicionales, como la generación de energías alternativas que, aunque ha mejorado, todavía no se equipara con los costes de los hidrocarburos, por ejemplo. Así, a la hora de seleccionar un producto o edificio sostenible, entra en juego la pregunta: ¿Cuánto más costará hacerlo?

Los costes en el área de construcción

En el caso del estándar de construcción eficiente por antonomasia: las Casas Pasivas (las que cumplen con los estándares del Passivhaus Institut) puede llegar a tener un coste entre un 3 y un 15% superior al de una construcción convencional.
Lo que, de entrada, puede ser un punto negativo para quienes deben hacer esa inversión, realmente supone la incorporación de materiales que garanticen la alta eficiencia energética del edificio, que hace que este sobrecoste se amortice entre 5 y 7 años, gracias al ahorro en calefacción y la energía que en algunos casos genera una Passivhaus.
Cuando hablamos de construcciones con sello se sostenibilidad como VERDE, se mira más la sostenibilidad del edificio que puramente la eficiencia del mismo. Tiene muy en cuenta el impacto que el edificio genera en el medio ambiente, también durante la fase de construcción, mediante la evaluación de la huella de carbono que dejan los materiales que utilizamos durante su construcción. Este sello valora muy positivamente el origen natural o reciclado de los materiales. Y, además, incorpora mecanismos e instalaciones para el ahorro de agua y energía, no solo en el propio edificio sino también de la parcela donde se construye.
Y aunque la eficiencia energética de la envolvente solamente tiene un peso en torno a un 32,52% en la evaluación VERDE, la gestión de los consumos y energía llega al 13,78%, por lo que la energía y su gestión alcanzan un peso del 46,3% en la certificación.
La implantación del sello VERDE, inicialmente, puede suponer un sobrecoste respecto a una misma construcción sin tener en cuenta principios de sostenibilidad durante la realización del proyecto. Pero, en algunos casos, puede lograrse la Certificación VERDE a sobrecoste cero. Todo depende del proyecto en cuestión.

La construcción sostenible y sus ventajas económicas

Sin embargo, es un mito que la construcción sostenible sea poco ventajosa en lo económico porque, si bien la inversión inicial puede ser algo mayor, los beneficios a medio y largo plazo, indudablemente, inclinan la balanza a su favor, también en la parte comercial y financiera.
Además, desde que entramos a vivir en este tipo de edificios ya estamos ahorrando, tanto en la factura de energía, como en la de agua. Esto supone que la inversión extra realizada se empieza a amortizar desde el primer año, y según algunas fuentes podrá ser amortizada totalmente entre los próximos 5 y 10 años. Ahorrando dinero desde el 6º año hasta el momento de demolición del edificio y viviendo de una forma más confortable.
El gran confort que ofrecen los edificios con alguna certificación sostenible o los edificios de consumo de energía casi nulo, también es algo que se debe destacar. Pero, además, mejora la calidad de vida de sus ocupantes.
Por tanto, las construcciones sostenibles ofrecen un ahorro “oculto” que debe tenerse en cuenta, porque las personas en este caso dormirán mejor, respirarán aire de mejor calidad, se estresarán menos, serán más productivas en su trabajo y enfermarán mucho menos.
En este punto, no debemos dejar de lado la realidad: pasamos el 90% de nuestro tiempo en entornos cerrados.
Y, por tanto, debemos prestar especial atención al lugar donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. Porque según la OMS, solamente con mejorar la calidad del aire interior de los edificios, se podría prevenir el 12,7% de las muertes a nivel mundial.

El público se va concienciando

Todas estas ventajas cada vez son más conocidas por nuestra sociedad. Esto ha hecho que en los últimos años sean los propios clientes y posibles compradores de inmuebles los primeros interesados en conocer aspectos sobre la sostenibilidad de las edificaciones o viviendas que están en el mercado, lo que ha creado un auténtico interés por las construcciones sostenibles y aumentado la demanda en este segmento.
Todo esto se traduce en una revalorización de hasta un 20% en las construcciones sostenibles en España, según la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias (Fiabci), lo que las convierte en una opción atractiva para los inversores.

En resumen, se observa que la construcción sostenible representa un campo atractivo para la inversión, ya que además de revalorizar los inmuebles y tener menores costes en consumo energético, también es mucho más confortable, saludable y amigable con el ambiente. Y, además, logra cumplir con las nuevas directrices de los Edificios de Consumo de energía Casi Nula (ECCN), que entra en vigor el 31 de diciembre de 2020.

Escrito por: Vanesa Ezquerra Ramos es arquitecta, Certificated Passivhaus Designer y Especialista Verde Omega.
Más información en: www.vanesaezquerra.com