En los últimos años los conceptos de edificación verde han ido desarrollándose incorporando nuevos conceptos y matices.
Debido a diferentes factores, como el cambio climático y la escasez de recursos, se ha producido una mayor concienciación tanto de los ciudadanos como de los proyectistas en los problemas medioambientales. El conjunto de estos elementos ha llevado al estudio del edificio más allá de las sencillas «buenas prácticas», tomando en cuentas problemas de ahorro de los recursos, el confort y la selección de los materiales según criterios medioambientales.
Generalmente cada proyectista introduce algunas medidas en función del contexto en que interviene, según las características del proyecto y de sus propios conocimientos. Más complejo resulta establecer o valorar si este conjunto de medidas determinan el cumplimiento de unos requisitos para que el edificio se considere entre los realmente innovadores, eco-compatibles o sostenibles y pueda por tanto, ser merecedor de una Certificación Medioambiental. Está claro que no es suficiente introducir un solo elemento de mejora para poder afirmar que un edificio sea sostenible.
Con estas premisas el Comité Técnico de GBC España ha desarrollado un protocolo de evaluación de edificios que permite al proyectista sistematizar su trabajo conociendo en qué campos debe actuar y cuál es su importancia durante el ciclo de vida del edificio, al promotor cuál va a ser el comportamiento de su edificio y los costes asociados al mismo y al usuarios qué prestaciones va a ofrecerle dicho edificio.
El sistema de evaluación se basa sobre un método prestacional de acuerdo con la filosofía del Código Técnico de la Edificación y las Directivas Europeas. En la base están los principios de la bio-arquitectura y que el edificio tiene que ser construido respetando el medio ambiente, compatible con el entorno y con altos niveles de confort y de calidad de vida para los usuarios.