Escrito por: Álvaro Pimentel, ingeniero industrial y secretario general de AISLA.
El sector de la construcción está muy sensibilizado con la sostenibilidad de los edificios. La construcción sostenible centra el foco en el impacto ambiental y sobre la salud de los materiales de construcción, el origen y la cantidad de energía consumida durante la fase de uso del edificio, y el impacto ambiental de los residuos en la deconstrucción. La instalación profesional juega un papel fundamental a la hora de reducir estos tres impactos.
Reducir el impacto ambiental de los materiales a través de la correcta instalación
Los fabricantes de productos de construcción han interiorizado la necesidad de conocer y reducir la huella ambiental de sus productos, y para ello están invirtiendo en I+D+i para desarrollar productos más sostenibles. Pero si estos nuevos productos no se conocen en obra, o simplemente se instalan “como siempre” por falta de profesionalidad del instalador, todo esfuerzo invertido se pierde.
Además, una instalación profesional reduce los residuos en obra al reducir los errores, las pruebas y las correcciones.
Y, por último, un instalador profesional es un instalador eficaz, que optimiza los recursos necesarios de material, agua, energía y transporte para realizar una correcta instalación.
Una buena instalación para asegurar la eficiencia energética
El mayor impacto ambiental de un edificio se produce durante la fase de uso, y la correcta instalación de los materiales de aislamiento térmico juega un papel fundamental a la hora de reducir este impacto. Todo es importante: instalar el aislamiento adecuado, asegurar la continuidad, realizar un correcto tratamiento de puentes térmicos, garantizar la durabilidad de las prestaciones, evitar patologías, etc.
¿Y el aislamiento acústico bien instalado también es sostenibilidad? Los edificios a menudo envejecen prematuramente no porque se vuelvan inhabitables, sino porque se incrementan las exigencias de habitabilidad del usuario, y la acústica es el ejemplo perfecto. Hace años nos resignábamos a oír y ser oídos por el vecino, y hoy en día eso ya no nos vale, pero un aislamiento acústico mal ejecutado es muy difícil de resolver con posterioridad. Hay que hacerlo bien y a la primera, y el instalador profesional lo garantiza.
Por último, las humedades por infiltración, capilaridad o condensación derivadas de una instalación deficiente no solo reducen la habitabilidad, también la vida útil del edificio, ya que pueden afectar a los elementos estructurales, y obligan a realizar labores de mantenimiento y reparación con el consiguiente impacto ambiental innecesario.
El instalador profesional y la deconstrucción sostenible
La mejor manera de reducir el impacto ambiental de la demolición de un edificio es evitarla. La correcta instalación y mantenimiento maximiza las prestaciones, la durabilidad, la vida útil del edificio y previene el envejecimiento prematuro.
Y cuando llega el momento de la deconstrucción, los instaladores profesionales facilitan la recuperación de los materiales, la correcta gestión de residuos y la logística inversa necesaria para realimentar la economía circular.
Y, ¿cómo garantizar una buena instalación?
Hay tres valores básicos que caracterizan a un instalador profesional: ética, formación y calidad.
- La ética empresarial va más allá de colaborar con una ONG, es evaluar a los proveedores, proporcionar seguridad y bienestar a los trabajadores, cumplir todos los requisitos administrativos, y proporcionar al cliente todas las garantías, seguros y confianza posibles.
- La formación de grado medio en el sector de la construcción, necesaria para demostrar la profesionalidad del instalador, está muy poco arraigada en España, pero hay profesionales y empresas que invierten tiempo y esfuerzo en formar y formarse, y el mercado debe aprender a apreciarlos.
- Y hay sellos y certificaciones de calidad expedidas por organismos de certificación, asociaciones sectoriales e incluso fabricantes, basadas en el conocimiento y el cumplimiento de normas de instalación o de procedimientos particulares, que distinguen al instalador profesional, como el sello Instalador Homologado AISLA. Estas certificaciones no siempre se conocen y rara vez se exigen, pero sin duda son la herramienta eficaz para garantizar la correcta instalación.
En resumen
La construcción sostenible debe abarcar todos los aspectos de la construcción, incluyendo la instalación y el mantenimiento en obra. El sector de la instalación está haciendo un esfuerzo por profesionalizarse y distinguirse, y el mercado debe valorar este esfuerzo y exigir esta profesionalización.
La asociación ha desarrollado el sello Instalador Homologado AISLA. El Sello IH premia el esfuerzo de las empresas instaladoras que apuestan de forma objetiva por la profesionalidad a través de la ética, la formación y la calidad, y garantiza la sostenibilidad de la instalación de aislamiento térmico, aislamiento acústico, impermeabilización y protección pasiva contra el fuego en edificación.
Más información en: https://www.aisla.org/instalador_homologado/